¿Cómo lograr que mi esposo confíe en mí?
- Soraya Cupido
- 31 ago 2019
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 2 sept 2019
La mujer que da confianza
El corazón de su marido está en ella confiado,
Y no carecerá de ganancias.
Proverbios 31:11
La confianza es un elemento importante en cualquier relación interpersonal, pero en un matrimonio, es indispensable. Una relación de confianza profunda en pareja, no es algo que se vea fácilmente. No me refiero a la confianza causada por la convivencia que comúnmente conocemos, como, poder estar despeinados, que nuestra pareja conozca nuestros secretos o tener mal aliento por las mañanas. En realidad, me estoy refiriendo a la confianza de la que habla Proverbios 31:11, esa que surge del corazón, en este caso, de un hombre hacia su esposa.
Si eres cristiana, por lo menos una vez en tu vida has escuchado que la mujer es la ayuda idónea del hombre, y en efecto, lo somos. Dios ha dotado a la mujer con habilidades y dones especiales, que van más allá de los alcances de un hombre, la función de la mujer en esta vida es tan hermosa y grande, que nuestro Señor no se limitó en dotarla de lo necesario para que la cumpliera. La cuestión de las mujeres en muchos matrimonios es, que desconocen su función y poder, viven en la ignorancia de “¿cómo funciona una mujer?”. Lamentablemente, así como las mujeres tenemos poder para funcionar como ayuda, también lo tenemos para derribar nuestra propia casa “La mujer sabia edifica su casa; Mas la necia con sus manos la derriba” Prov 14:1. Un caso muy conocido, Eva, la primera mujer, dirigió a su esposo, a causa del engaño, al pecado y así la humanidad perdió el hogar hermoso que Dios les había dado.
Por ello, me tomaré algunas secciones de este espacio, para hablar de las funciones de la mujer, e identificar maneras prácticas de llegar al máximo de nuestro potencial como mujeres, esposas, madres, hermanas y todos los roles que lleguemos a desempeñar en esta vida.
Proverbios 31:11 nos está mostrando claramente una de las funciones de la mujer en su rol de esposa. La función de dar confianza. Estar en la vida de nuestro esposo debe causar un impacto de confianza que surja de su corazón, de lo más profundo de su ser. La raíz hebrea de la palabra confiado que se usa en este versículo, se refiere a “apresurarse a refugiarse, a estar seguro, tranquilo”. Hagamos una pregunta interior ¿Mi esposo confía de esa manera en mí?, si la respuesta es completamente alejada a esta realidad, probablemente tengamos tarea qué hacer.
Aquí dejo algunos puntos que podríamos considerar para acercarnos a ese nivel de confianza.
1. Aprendamos a escuchar y a ser empáticas con nuestro esposo.
Una de las necesidades del hombre, es la de ser escuchado, así es, aunque los hombres sean menos comunicativos que las mujeres, ellos necesitan ser escuchados por su esposa. El hombre no es como la mujer cuando enfrenta un problema, si la mujer se encuentra en una situación difícil, habla con todas las personas con las que sabe que puede contar, ella lo comunica. Pero el hombre, él no lo comenta, a veces, ni siquiera lo enfrenta, lo ignora y sigue adelante, tratando de que no le afecte. Probablemente, tu esposo necesite que lo escuches muy atentamente acerca de algo en el trabajo (que es lo que normalmente les aflige a los hombres), y necesita ser escuchado sin el temor de recibir un reproche o una opinión negativa acerca de cómo está manejando las cosas. Quizás, al escucharlo, detectes situaciones que podría mejorar o cambiar, pero mientras él lo está expresando, no es el momento de tratar esas situaciones. Si como esposas, escuchamos atentamente a nuestro esposo y respondemos con sabiduría y consideración, lo que le vamos a estar ofreciendo es respeto y empatía. Si en lugar de decirle algo como “pues si cariño, pero es que tu te apresuraste a tomar esa decisión cuando yo ya te había comentado que no me parecía buena idea”, le ofrecemos una respuesta como “si amor, entiendo, pasar por algo así me imagino que no es nada fácil, por lo menos ahora sabemos que necesitamos una mejor opción para esta situación, pidamos a Dios misericordia para que nos muestre las decisiones que debemos tomar”. Estaremos mostrando respeto a nuestro esposo, en medio de una situación difícil y probablemente, él se sienta más tranquilo.
2. Aprendamos a comunicar las cosas de manera sabia.
puede l pasar todos los días junto al mismo hombre, viendo sus virtudes y defectos, es fácil perder la consideración al expresar nuestras observaciones acerca de ciertos comportamientos que consideramos erróneos o desacertados por parte de nuestro esposo. Por ello, aprender a decir las cosas negativas debe convertirse en un arte para nosotras. El varón tiene la función de ser cabeza de su hogar y dirigirlo, por ello, podría llegar a ser difícil que escuche inmediatamente las opiniones de otros. Ahora, con esto, no me refiero a que nunca opinemos y nos quedemos calladas para evitar una discusión, cuando estamos viendo que algo, evidentemente va mal. Pero la manera en que expresemos lo que estamos viendo, puede influir mucho en la atención que nuestro esposo ponga al escucharnos.
Por ejemplo, si vemos que nuestro esposo está a punto de involucrarse en un negocio que pinta mal, cuidemos mucho cómo le decimos eso que estamos viendo. En lugar de decir “me parece mala idea, yo digo que no, pero pues, allá tú”, podemos cambiarlo por un “mi amor, estuve pensando en ese negocio que estas viendo, veo estos pros y estos contras” (seguido de un análisis detallado de lo que podría pasar).
Espero explicarme, nuestra función es ayudar a nuestro esposo a decidir, no a decirle qué debe hacer, probablemente, él no está alcanzando a ver lo que nosotras si, y es nuestra función ayudarle a verlo, pero si nos acercamos con una actitud que expresa “tu idea es mala” (seguida de un bombardeo de razones de porqué su decisión es mala), entonces, desde el minuto uno, estaremos bloqueando los oídos de nuestro esposo a lo que le queremos decir. Si, por el contrario, ponemos delante de él, en un momento de calma, las cosas buenas y malas que estamos viendo, y le mencionamos las condiciones y necesidades de nuestra familia, entonces, él ya estará informado de lo que estamos viendo y tendrá todas las cartas sobre la mesa. Entonces, hará uso de su función de dirigir. Pero ya no lo hará ignorando nuestras palabras por haberlo expresado mal. Él será responsable de la decisión que tome y nosotras habremos cumplido nuestra función de ayuda.
3. Respetemos sus decisiones, dándole su lugar como cabeza.
Ahora, ¿qué pasa si no me hace caso? ¿si ignora todo lo que digo? Aquí entra la habilidad de ser pacientes. Si vemos que nuestro esposo ignora una ocasión tras otra lo que decimos, entonces, por lo menos tres cosas son las que debemos hacer. 1- orar, orar y orar. El único capaz de cambiar el corazón de alguien, es Dios. Debemos tener claro, que no vamos a librar la batalla por el corazón de nuestro esposo sin Dios. 2- Respetar la decisión que se tome, no repelar, no pelear, pues no se gana nada haciendo esto, las cosas caen por su propio peso y es mejor que nuestro esposo llegue solo a la conclusión de que la decisión fue mala, a que, al ver que se equivocó, sea provocado a reaccionar con orgullo por nuestra actitud de contienda y reproche. Y 3- Esperar a que nuestro esposo entre en razón y se dé cuenta, que nuestra intención no es llevarle la contraria, sino, contribuir al bienestar suyo y de su familia. Esto requiere de mucho amor y respeto, pues probablemente, lleguen a ser varias las ocasiones en las que nos sintamos ignoradas, a veces, podemos llegar a sentirnos molestas por las consecuencias atraídas por esas decisiones tomadas. Pero confiemos en Dios, en que él escucha nuestra oración, y la recompensa llegará.
Finalmente, confiemos en nuestro Señor, quien nos ha capacitado para ayudar a nuestro esposo. Pongamos en oración nuestro desempeño como ayudas y busquemos realmente cumplir esa función. Recordemos que estamos buscando que nuestro esposo se sienta confiado, sabiendo que iremos con él a donde vaya, que no vamos a tomar las decisiones por él, pero que lo ayudaremos a hacerlo y que el deseo de nuestro corazón es servirle por el bien suyo y el de nuestra familia.

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